Imagina que estás en el supermercado, frente al congelador de los helados.

Te llama la atención un envase elegante con un nombre extraño: «Häagen-Dazs».

Suena europeo, sofisticado, premium.

Debe ser un helado importado de lujo, ¿verdad?

Pues no. En realidad, Häagen-Dazs es tan americano como las montañas rocosas o el águila calva.

La historia detrás de este nombre es fascinante.

La empresa Häagen-Dazs fue fundada en 1960 por Reuben Mattus, un heladero de Nueva York.

Mattus quería crear un helado premium, con ingredientes de alta calidad y un proceso de fabricación lento y cuidadoso.

Pero sabía que, para justificar un precio alto, necesitaba un nombre que evocara sofisticación europea.

Así que se inventó «Häagen-Dazs», un nombre que le sonaba danés (aunque en realidad no significa nada en danés, ni en ningún otro idioma).

Mattus incluso puso un mapa de Dinamarca en los primeros envases para reforzar esta conexión europea ficticia.

Y funcionó.

A pesar de ser un producto 100% americano, Häagen-Dazs logró posicionarse como un helado de importación de calidad superior.

Su nombre exótico y misterioso contribuyó a crear una imagen de marca de lujo y exclusividad.

«Queríamos que la gente pensara que estábamos importando desde Dinamarca», admitió Mattus más tarde.

La lección aquí es clara:
A veces, un nombre extraño y único puede ser más efectivo que uno descriptivo.

Un nombre raro puede:

  1. Destacar en un mercado saturado donde todos los nombres suenan igual
  1. Evocar ciertas asociaciones y emociones en la mente del consumidor

 

  1. Generar intriga y memorabilidad («¿Qué significa ese nombre? ¿De dónde viene?»)

 

  1. Permitir un posicionamiento Premium, al sugerir origen extranjero o calidad superior

Mientras que un nombre genérico o descriptivo a menudo pasa desapercibido.

En ocasiones, los nombres descriptivos no tienen tanta fuerza como los nombres que no tienen ningún significado específico, pero suenan bien.

Por supuesto, para que esta estrategia funcione, el producto debe estar a la altura de las expectativas generadas.

Häagen-Dazs lo logró con ingredientes de primera calidad, un proceso de fabricación artesanal y un branding consistentemente premium.

Así que la próxima vez que estés pensando en un nombre para tu producto o marca, considera la estrategia de Häagen-Dazs.

Después de todo, ¿qué suena más apetecible y memorable: «Helado de Vainilla Premium» o «Häagen-Dazs»?

A veces, una imagen vale mil palabras.

Otras veces, un nombre poético puede valer aún más que eso.

Por Alvaro Abril. Coordinador de Comunicaciones Unisabaneta