En un año en el que todas las misiones a la Luna habían fracasado, China logró llevar a cabo la misión más desafiante desde Apolo 17, consolidando un hito histórico.

La misión Chang’e-6 convirtió a China en la primera nación en traer a la Tierra muestras de la cara oculta de la Luna, y los primeros análisis han revelado hallazgos sorprendentes, como la presencia de carbono puro.

Además, recientes investigaciones han ofrecido pistas aún más intrigantes.

La primera publicación científica sobre el nuevo suelo lunar extraído por la misión china fue publicada en la revista National Science Review. En ella, se describen las características físicas, minerales y geoquímicas de las muestras de Chang’e-6, destacando que son más porosas y menos densas que las obtenidas en la misión Chang’e-5. En esta región de la Luna, el suelo presenta diferencias significativas: es más gris y rocoso, lo que sugiere que hay variaciones notables en la composición del satélite.

El traslado de las muestras desde la Luna hasta los laboratorios en China fue un proceso minucioso. Según la emisora estatal CCTV, las muestras fueron selladas en contenedores de vacío en la superficie lunar. Una vez en la Tierra, se necesitaron dos meses para abrir, clasificar y preparar los fragmentos para la investigación. Li Chunlai, subdirector jefe de la misión, explicó que separaron los fragmentos de roca de más de 1 mm, ya que es probable que hayan sido expulsados desde otras áreas de la Luna. El análisis inicial mostró que las muestras de Chang’e-6 contenían una mayor cantidad de fragmentos de roca en comparación con las recogidas en la misión anterior, probablemente debido a un cráter de impacto de 50 metros cercano al lugar de aterrizaje.

Este primer estudio también reveló que el suelo lunar en la cara oculta tiene una mayor cantidad de minerales de feldespato y fragmentos de vidrio, lo que le otorga una apariencia más clara. Sin embargo, esta investigación ha despertado controversias, especialmente con la NASA, que expresó que China no la invitó a participar en el análisis de las muestras. Aunque China colaboró con la Agencia Espacial Europea, Francia, Italia y Pakistán, la NASA no recibió una invitación directa para ser parte de la investigación, lo que generó tensiones entre ambas potencias espaciales.

China respondió a esta situación señalando que siempre ha estado abierta a colaboraciones espaciales con Estados Unidos, pero resaltó que la Enmienda Wolf, una legislación estadounidense que prohíbe la cooperación espacial con China, limita la participación de científicos e instituciones estadounidenses. Esta enmienda, implementada en 2011, fue creada por preocupaciones de seguridad nacional, pero ha obstaculizado la cooperación en investigaciones científicas sobre la Luna.

En paralelo, China ha avanzado en otros proyectos, como la creación del primer atlas HD de la Luna, que servirá como pieza clave para futuras expediciones espaciales. Sin duda, la misión Chang’e-6 ha marcado un antes y un después en la exploración lunar, abriendo nuevas puertas a la investigación científica y redefiniendo nuestro conocimiento sobre la cara oculta del satélite natural de la Tierra.