Warren Buffett convirtió más de 70 años de carrera en toda una leyenda. Con un olfato único para los negocios, se ganó el apodo de “El Oráculo de Omaha”. Y no es para menos. Aquí te contamos por qué.
Con 94 años encima, Buffett anunció que se retira a finales de este año, luego de estar al mando de Berkshire Hathaway durante seis décadas. Así, le cede la batuta a Greg Abel, su mano derecha y actual vicepresidente de operaciones.
Su salida marca el cierre de una era dorada para miles de inversionistas y empresarios que vieron en él no solo a un genio de los números, sino a un tipo comprometido con causas sociales. Porque sí, además de hacer dinero, Buffett también ha sido un gran filántropo.
¿Cómo empezó todo?
Buffett es de Omaha, Nebraska. Y desde niño mostró que los negocios eran lo suyo. A los 11 años ya estaba invirtiendo, inspirado por Benjamin Graham, un gurú de las finanzas.
Pero el verdadero punto de quiebre fue en 1965, cuando compró una empresa textil que parecía del montón: Berkshire Hathaway. Lo que hizo después fue magia. Cerró lo que no servía, vendió activos, y usó las ganancias para invertir en compañías sólidas y con futuro.
Su filosofía fue siempre clara: comprar barato, mantener a largo plazo, y apostar por empresas con ventajas reales. Y le funcionó. Hoy, Berkshire vale más de 1,2 billones de dólares y genera cerca de 400.000 empleos. ¡Una locura!
Buffett, de hecho, es la quinta persona más rica del mundo con un patrimonio de 169.000 millones de dólares, según Bloomberg.
¿Y por qué el “Oráculo de Omaha”?
Pues porque parecía tener una bola de cristal. Su intuición para saber en qué invertir y cuándo hacerlo era brutal. Así lo empezaron a llamar los medios en los 80 y el nombre pegó.
Una de sus jugadas maestras fue con Coca-Cola. En un momento en que la empresa tambaleaba, él apostó fuerte. Hoy, sigue siendo una joya dentro del portafolio de Berkshire.
Y aunque no tenga poderes mágicos, su visión, su paciencia y su capacidad para leer el mercado lo convirtieron en uno de los inversionistas más respetados y admirados de todos los tiempos.